La escultura en sí, no
es más que una representación personal de quien presta sus manos para su
creación. Es una intención amarrada firmemente a los sentimientos, procurando
intervenir el espacio para modificarlo y ser parte de él.
En nuestra nación si bien
es cierto se ha tratado de motivar la importancia del arte para el desarrollo
de una sociedad, aún falta mucho trabajo para que esto logre ser una realidad en todos los chilenos,
puesto que son muy pocos los que valoran y defienden el arte tanto público como
privado.
En nuestra ciudad
existen muchas obras de arte que pueden ser recorridos en las zonas públicas, una
de las características de Concepción. Esto se debe a la idiosincrasia regional
existente en todo el territorio que trata simplemente de influenciar el
cuidado, mantenimiento y por sobre todo, el cariño de nuestro arte.
La escultura juega un
importante rol a la hora de clasificar el arte existente, puesto que es una de
las formas de expresión más pública que puede existir debido a sus escalas e
intenciones. En Concepción la escultura se desarrolla a través del tiempo,
espacio e imaginario colectivo, ésta crea un hito colectivo, que muchas veces
es usado como estampilla local, entregando recíprocamente identidad, historia y
patrimonio.
El espacio público lo hacemos nosotros, es propio de nuestra cultura, es donde vivimos y convivimos, son nuestras calles y los lugares en donde escapamos, son muchas veces nuestro relajo, nuestra libertad, podemos despejarnos y reaccionar, nos proporciona ideas brillantes y nos enseña nuestros errores, pero por sobre todo, nos entrega ese regalo único, ese que nos hace ser penquistas, iquiqueños, temucanos y chilenos; identidad, que más valor tiene si le sumamos un poco de arte e historia.
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